Cuando vamos a reformar una casa nos damos cuenta de que el proceso en ocasiones es más complejo de lo que podemos pensar en un primer momento. Por ese motivo, hoy vamos a ver si realmente es necesario contratar a un arquitecto para realizar dicha reforma. Y es que en muchas ocasiones no tenemos claro si los servicios de ese profesional son necesarios o no. Por ese motivo, queremos sacarte de dudas.
¿Qué hace un arquitecto en una reforma?
Un arquitecto es un experto especializado en la creación, planificación y supervisión de reformas, tanto en trabajos menores como en intervenciones de mayor envergadura. Su formación combina aspectos técnicos y creativos, lo que le permite proporcionar soluciones innovadoras para optimizar el uso del espacio, la distribución de los ambientes y la calidad de las construcciones, siempre asegurando el cumplimiento de las regulaciones aplicables.
Este profesional es clave cuando se llevan a cabo reformas importantes, ya que su conocimiento técnico es vital para asegurar que el proyecto cumpla con los requisitos de seguridad, estabilidad y accesibilidad. Las reformas que implican cambios estructurales o modificaciones en sistemas esenciales, como electricidad y fontanería, deben ser supervisadas por un arquitecto que garantice una planificación precisa y una ejecución adecuada de los trabajos, asegurando su correcto desarrollo y ajuste a las normativas pertinentes.
¿Todos los arquitectos son iguales?
La respuesta es no, siempre hay que contratar los servicios de un arquitecto homologado a través del cual puedas tener la seguridad de que el proyecto será de calidad y va a cumplir la ley.
Actualmente una de las mejores opciones por las que puedes optar es contratar los servicios de los arquitectos de ARKespai.com. A través de esa empresa podrás tener al profesional que buscas. No solo cumplirá la ley de reformas, sino que también podrás tener la seguridad de que el resultado será óptimo. Lo importante es estar siempre en buenas manos para que el resultado final del proyecto sea el buscado.
¿Qué pasa si la reforma afecta a elementos estructurales?
Cuando se planea una reforma que afecta partes fundamentales de la estructura, como cimientos, paredes de soporte, columnas o techos, es fundamental contar con la presencia de un arquitecto. Estos elementos son cruciales para asegurar la integridad del hogar y la seguridad de quienes viven en él, por lo que cualquier alteración no supervisada en estos puede poner en riesgo la estabilidad del edificio.
Modificar la distribución de los espacios, agregar nuevas aberturas o alterar paredes de carga son modificaciones que requieren la intervención de un profesional para velar por que los trabajos no perjudiquen la estabilidad general. Estas alteraciones usualmente demandan permisos de obra, por lo que es necesario que el arquitecto elabore el diseño de la reforma y gestione la autorización con los entes responsables de la planificación urbana y la seguridad del edificio.
¿Qué pasa cuando la reforma exige modificaciones en las instalaciones?
La modificación de los sistemas eléctricos, de fontanería y gas en una propiedad requiere, por lo general, la presencia de un arquitecto o un técnico especializado para asegurar que los cambios se realicen correctamente. Aunque las reformas pequeñas, como algunos arreglos en instalaciones eléctricas o de fontanería, pueden ser llevadas a cabo por contratistas o electricistas sin la supervisión directa de un arquitecto, las modificaciones importantes necesitan cumplir con regulaciones y normativas específicas.
Estas regulaciones garantizan que el trabajo realizado sea seguro, eficiente y adecuado a las condiciones del entorno. Un arquitecto tiene la formación necesaria para interpretar y aplicar estas normativas, asegurándose de que las instalaciones cumplan con los requisitos legales y técnicos. Es esencial planificar adecuadamente estas reformas, dado que cualquier cambio en los sistemas de electricidad o gas puede implicar riesgos tanto estructurales como para la salud.
El papel del arquitecto es fundamental, no solo para velar por la seguridad en el proceso, sino también para crear soluciones que mantengan la funcionalidad a largo plazo de las instalaciones. Cuando se confía en profesionales adecuados, se asegura que la reforma no solo cumpla con las exigencias legales, sino que también sea segura para las personas que habitarán el espacio.
El arquitecto para los criterios de habitabilidad
Según explican los expertos de ARKespai, cuando se trata de realizar reformas para mejorar la accesibilidad o el confort de un hogar, el arquitecto tiene una función fundamental. Si el objetivo es hacer la casa más accesible para personas con movilidad reducida, es necesario realizar ajustes como instalar rampas, adaptar los baños o añadir ascensores, entre otras acciones. Estos cambios deben cumplir con las normativas legales vigentes sobre accesibilidad y habitabilidad.
El arquitecto cuenta con la formación adecuada para garantizar que las modificaciones cumplan con las normativas y reglamentos de construcción, los cuales pueden variar de acuerdo con la ubicación de la obra. Las reformas que buscan mejorar la eficiencia energética o facilitar el acceso son ejemplos claros de su importante contribución.
¿Cuándo no es necesario contratar a un arquitecto?
Hay situaciones en las que no es necesario contratar a un arquitecto para reformar una vivienda, sobre todo cuando se trata de modificaciones simples. Por ejemplo, pintar las paredes, cambiar los suelos, renovar los muebles o reparar electrodomésticos generalmente no requieren de la ayuda de un profesional. Sin embargo, si el propietario decide llevar a cabo tareas más complicadas o modificando elementos que afecten a las instalaciones o a la estructura, se recomienda buscar la asesoría de un arquitecto.
En proyectos que no afectan a las instalaciones ni a la estructura fundamental de la casa, se puede prescindir del arquitecto, aunque en función del tamaño de la reforma, puede ser útil consultar con un experto. En estos casos, un constructor o un profesional en reformas podría ser suficiente, especialmente si las modificaciones no alteran la distribución original ni la funcionalidad de la vivienda.